El Dr. Máximo Ravenna explicó que los niños que ingieren alimentos salados sienten sed, y para calmarla aumentan también el consumo de bebidas azucaradas, las cuales tienen una clara relación con la obesidad infantil. Asimismo, el especialista resaltó además que la sal refuerza el sabor de los alimentos, lo cual puede inducir a los menores a comer más cantidad.
El psicoterapeuta destacó para revalidar sus argumentos un estudio publicado en la revista británica Hipertensión, donde se informó que investigadores de la Universidad de Londres encontraron que si la cantidad de sal que consumen los niños se redujese a la mitad (unos 3 gramos diarios menos), los chicos tomarían una media de 2-3 bebidas azucaradas menos a la semana.
Es claro que un excesivo consumo de azúcar y grasas elevan el riesgo de que los niños desarrollen obesidad porque incrementan las calorías de la dieta, sin embargo, según lo expresado, para prevenir la obesidad infantil, también hay que reducir el consumo de sal aunque ésta no contenga calorías.
Ravenna también explicó que “reduciendo el consumo de sal desde la infancia se evita el riesgo de hipertensión en la edad adulta”.
Para ello, el reconocido especialista dijo que “es fundamental limitar el consumo de snacks comerciales, no adicionar sal a la comida de los chicos, y no acostumbrarse a preparaciones saladas, sino más bien, condimentadas naturalmente mediante hierbas y especias” y agregó que “también podemos reducir la sal en la dieta infantil si moderamos la ingesta de alimentos precocinados, enlatados, cereales comerciales, fiambres, embutidos y salsas o aderezos”.
Así el niño se acostumbrará al sabor que tienen los alimentos sin sal y a no relacionar el sabor de las comidas a lo salado.
Fuente: Prensa Dr. Máximo Ravenna.
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