En su gran mayoría son jóvenes que en su país no tuvieron oportunidades o bien van en busca de nuevas experiencias. Es por eso, que la decisión de irse es una opción que muchos la hacen realidad y otros analizan la posibilidad de reinventarse en un nuevo mundo. Ahora bien, una de las grandes preguntas que todos se hacen, es si migrar será la mejor opción.
Si bien la realidad actual producto del Covid-19 demuestra una crisis generalizada y mundial, hay muchos argentinos que comienzan a buscar una rápida salida. Es por eso, que arman su equipaje de prisa y sin dudas, para empezar a transitar por un nuevo camino.
La historia de Ivana, de 33 años, comienza en mayo de 2017 por iniciativa de su hermana Carolina, que es impulsada a emprender el viaje que tanto anhelaba, conocer India. En un principio, el objetivo del mismo, fue ir por tres meses para conocer, pero esa estadía continúa hasta la actualidad y la joven ahora pasa sus días en España.
Al ser interrogada sobre su actual residencia y actividad laboral que realiza, expresa que comienza a trabajar en Andorra, ubicada al sudoeste de Europa, y que cuenta con una población aproximada de 76 mil habitantes. “Realicé trabajos varios, desde conductora de remontes mecánicos, empleada en un supermercado y niñera”, comenta. Y además, agrega que es uno de los lugares “más seguros para vivir en el mundo”, con un cuidado extremo por el medio ambiente y el espacio público.
“En cuestiones económicas podes acceder a cosas básicas y elementales de manera más simple y sin impedimentos. Un empleado de un supermercado gana un sueldo básico de 1.200 euros en adelante, lo que equivale a un poco más de 110 mil pesos argentinos”, informa.
Consultada con respecto a algunas “diferencias” que encuentra entre su país natal y el actual, indica que las más relevantes son: “seguridad, limpieza y pobreza cero”. Por su parte, fue contundente y señala que no sólo Argentina está mal en términos políticos, económicos y educativos, si no toda Latinoamérica presenta una crisis profunda.
Para culminar con su testimonio la misma indica que “no está en sus planes” regresar al país, ya que hoy encuentra cierta comodidad. “Estoy con los trámites de la ciudadanía, para poder así, radicarme en algún lugar de Europa, que por el momento no decidí”, finaliza.
Otra experiencia similar es la que vive Aldo, de 30 años, que pasa sus días en Dinamarca, más precisamente en su capital, Copenhague, que cuenta con una población de más de 600 mil habitantes. “Decidí irme en plena pandemia para adquirir nuevas vivencias en otro territorio y conocer costumbres, culturas e idiomas”, relata.
Al preguntarle también por aquellas diferencias que detecta con su país de origen, señala que lo más llamativo fue el “respeto” hacia las señales de tránsito y al peatón. “Es un lugar seguro, tranquilo, y cuentan con una gran disciplina por el orden y limpieza en cada espacio público”, manifiesta.
Otra particularidad que al joven lo deja con asombro tiene que ver con el aspecto que presentan los ciudadanos del lugar en cuanto a indumentaria, peinado y contextura física. “Acá las personas no tienen puesta la mirada en el otro, hay mucha soltura en ese sentido. A tal punto, que muchos hogares no tienen cortinas, ya que nadie se para a mirar lo que hacen los demás”, comunica.
“Desde éste lado y, según mis vivencias hasta ahora, puedo decir que Argentina está muy lejos de ser un país «serio» si lo comparamos con los aspectos que mencioné antes. Con todo esto, no quiero decir que sea mejor o peor, si no diferente”, reflexiona de manera sincera.
Por su parte y, dando respuesta a una de las últimas preguntas sobre la posibilidad de un regreso a su tierra natal, comenta que “volver siempre es una opción”, pero que todavía no lo tiene definido. Y para culminar con el relato, cita una de sus frases preferidas: «El mejor plan es no tener planes”.
Lejos de sus familias a las que muchas veces extrañan, decidieron emprender nuevos desafíos y sumarse a una aventura llena de vivencias. De esa forma buscan renacer y reinventarse en otra parte, a pesar de tener que comenzar de cero, apartados de sus hábitos y costumbres, pero aferrados a sus sueños y deseos en un nuevo mundo.