Es una de las jóvenes más influyentes y requeridas en diferentes charlas del país para contar en primera persona su historia de superación. Con cada nueva presentación demostró que la transformación puede ser posible si uno trabaja con esfuerzo y constancia. Además, fue la impulsora de: ¿Qué tienen los pobres en la cabeza?, Conferencias Motivacionales (TEDx), que recorrió el mundo entero.
Desde hace un tiempo, el medio periodístico Infobae, presentó un segmento llamado: “Cómo llegué hasta aquí”, y en una nueva edición la participación de la joven Mayra Arena, dejó a todos boquiabiertos al relatar aspectos de su dura infancia. Sin embargo, gracias a su compromiso, sacrificio y ganas de salir de la marginalidad, pudo revertir esa condición.
Su niñez transcurrió en un barrio humilde de Bahía Blanca, en una casa de tres por tres (metros), con piso de tierra y techo de chapa con cartón, donde ese mismo espació funcionó como dormitorio, cocina y comedor. Por otra parte, el afecto de su familia siempre estuvo ausente, muchas veces tuvo que ser la encargada de educar (lectura, escritura, interpretación) a su propia madre, quien tenía problemas en el aprendizaje.
“La calle era la única salida que teníamos para poder comer”, inició con su testimonio. Y recordó que los peores tiempos que pasaron, fue la “crisis del 2001”, en dónde la pobreza se profundizó aún más y, aquellos comercios que solían visitar habían cerrado sus puertas.
Siguiendo con el relato, la joven expuso un momento significante durante las primeras salidas. “Fue asombroso ver que las casas tuvieran pisos, algo de otro planeta”, mencionó. Y reveló que con el paso de los años al ser más grande, sintió “vergüenza” tener que salir a pedir.
“A los catorce años quedo embarazada y sentí que no iba a poder, no quería que mi hijo pase por lo mismo”, comunicó. En consecuencia de ello, se dio cuenta que esa situación iba a ser el gran puntapié para empezar el camino hacia la transición y el motivo de cambiar la realidad. De ese modo, empezó a buscar empleo y mentir en su edad para ser contratada. “Mis primeros trabajos fueron de dama de compañía, cuidando a personas adultas, cama adentro (mañana y noche) junto con mi hijo”, expuso.
Durante la charla narró una anécdota que marcó un hecho importante en su camino. El mismo, se dio durante el cuidado de unos ancianos con apenas dieciséis años, quienes siempre le inculcaron el estudio por sobre todas las cosas. “Gracias al cariño de ellos, me hicieron leer a varios escritores (Borges, Cortázar, José Ingenieros), y eso generó nuevos conocimientos”, recordó con gran emoción.
Unos años después, el contexto de Mayra cambió ya que conoció a un chico de “clase media” quien la ayudó para instruirse, (protocolos y educación), desde cómo agarrar los cubiertos hasta entablar un diálogo fluido con diferentes tipos de personas. “En ese tiempo adquirí preparación y experimenté una vida diferente a la que no estaba acostumbrada. Esto me ayudó a tomar la decisión de querer terminar el colegio”, detalló.
Por lo tanto y luego de una gran búsqueda, consiguió que la acepten en una Escuela Rural ubicada a 40 km de su Ciudad. Pero aquello que significó importante tenía un lado negativo, ya que no contaba con trasporte para llegar. “Al no tener otra opción más favorable, decidí ir a dedo y acompañada de mi hijo”, expresó.
Con gran empeño obtuvo el Título y empezó a buscar nuevas oportunidades para dejar La Villa. “Fue un proceso difícil, quería ir en busca de un buen vivir pero sin dejar mis orígenes”, enunció con el tono quebrado de su voz. Y al respecto agregó: “Ahora podía cumplir con unos de mis sueños y me anoté en la Universidad, para estudiar Ciencias Políticas, carrera que curso en la actualidad”.
Siendo fiel a su personalidad siguió pensando en crear cambios y paralelo a la Facultad, realizó el curso de Depilación, lo cual significó un salto de página y logró dejar de trabajar cama adentro. “La nueva capacitación llegó a mi vida para realizarme como madre y mujer, gracias a mis clientas, logré alquilar una casa, abrir un local propio y puedo brindarle a mi hijo todo aquello que no tuve durante mi niñez”, manifestó.
De esta manera, la historia de Mayra está latente, ella más que nunca supo lo que fue vivir en la pobreza y atravesar un largo camino para poder vivir en condiciones dignas. Hoy paralelo a su trabajo, sigue con sus estudios universitarios, y anhela poder convertirse en la politóloga Arena. Sin perder a esa niña de Bahía Blanca, que no olvidó sus orígenes y siempre vuelve al lugar que la vio nacer.
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