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«Lo más real posible»

La escritora Mariela Giménez dialogó con Firmat24 acerca del fenómeno que causó la publicación digital de «#UnaLucrecia», una novela en la que aborda la problemática de la violencia de género.

La escritora Mariela Giménez dialogó con Firmat24 acerca del fenómeno que causó la publicación digital de «#UnaLucrecia», una novela en la que aborda la problemática de la violencia de género a partir del uso de la primera persona gramatical, lo que le confiere un dramatismo aún mayor a las dolorosas situaciones que se narran.
«Espero que compartir esta ficción nos ayude a reflexionar sobre una realidad que duele cada vez más» dijo mientras recordó un episodio de violencia callejera que le tocó presenciar hace algunos años en la ciudad de Córdoba, a poco de haberse recibido de psicóloga. «En la esquina de la parada del colectivo había una chica de unos 25 años, con un cochecito y un chico que la zamarreaba. Ella estaba desesperada porque no tire el cochecito. Dije me cruzo, me cruzo, y no me crucé. Esa imagen me quedó grabada y creo que fue el germen» relató emocionada.
 
Desde hace algunas semanas, está disponible en internet «#UnaLucrecia», tu última novela que tiene como eje de la historia a la violencia de género. ¿Qué te llevó a tomar la decisión de escribir sobre la temática?
«#UnaLucrecia» es una novela que venía trabajando hace bastante tiempo. Comencé hace unos dos años y me resultó tan intensa que tuve que frenar para poder retomarla en algún momento porque me estaba haciendo mal ya que está escrita en primera persona y emocionalmente era muy fuerte, era sentarse a escribir y llorar. Quedó en stand by.
Afortunadamente nunca viví situaciones de violencia pero cada vez que escucho las noticias me siento violentada como mujer, escuchás música y te sentis violentada, no puedo escuchar un reggaton. Hay un montón de cosas que nos hacen pensar en qué lugar estamos y creo que «#UnaLucrecia» nace del cansancio de sentirme impotente. Una mañana me levanté pensando cómo llevarla a cabo porque los tiempos editoriales son distintos y por ahí no es una temática atractiva quizás a nivel para las editoriales y decidí hacerlo por mi cuenta en la red y llegar a todo el mundo que le interese. 
 
Hay muchos lectores que siguen día a día la historia y que esperan impacientes el próximo capítulo. ¿Qué creés que provoca?
Empecé con la idea de un capítulo por mes y ahora estamos con capítulos diarios. Me conmueve muchísimo lo que está pasando. Me soprende mucho cómo pudieron conectarse con las situaciones que se van dando porque son situaciones que se dan entre cuatro paredes, uno escucha muchas historias. Entonces leer en primera persona lo que puede estar pasando es interesante y se arman muy lindos debates sobre cómo la cultura hace que muchas veces la violencia se siga desarrollando, la falta de educación, la falta de oportunidades, de recursos, incluso surgió el debate sobre el aborto.
También me sorprende lo violentos que son los comentarios porque justamente estamos tratando de violencia de género que es un subgénero de un tema más amplio. En los primeros comentarios era lo que más me sorprendía. Creo que después, a medida que avanzó, se fue interpretando de qué venía la cosa y estoy muy contenta de haberme animado hacerlo.
 
Hay varios pasajes en los que se brindan elementos que una mujer que esté atravesando por alguna situación de violencia puede llegar a tomar como «ayuda». ¿Fué pensado así?
Si, fue pensado así. Quería retratar el ciclo de la violencia y quería situarlo desde varias generaciones, desde varios géneros, quería ponerlo en un barrio coqueto porque a veces parece que la violencia se relaciona con los estratos más bajos de la sociedad y no tiene que ver con eso. Estamos cada vez más violentos. La violencia económica, la virtual, lo que genera en los hijos, un montón de temas que se pueden tocar desde ese lugar. Quería jugar con esos estereotipos. Todo es premeditado pero se ve tan natural. 
 
Entre los lectores que están siguiendo la historia y que te envían mensajes ¿hay mujeres que se sienten identificadas con la historia?
Muchísimas y todos los días. Y además me han escrito también desde Chile, Colombia, a pesar de los modismos propios que tiene la redacción. Muchas se sienten identificadas con cómo empieza la violencia, con la manipulación que se genera, cómo uno se va quedando solo y siente que no tiene de dónde agarrarse. Afortunadamente escribo ficción y puedo poner personajes que puedan dar una mano. En la vida real están esas personas que nos pueden ayudar , sólo hay que poder verlas y la violencia te lleva muchas veces a un estado de ceguera tal que se hace imposible. Traté de hacerla lo más real posible.
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