El ex apoderado de la Fundación Madres fue apresado bajo el cargo de “jefe de una asociación ilícita. También fue detenido el contador Alejandro Gotkin, mano derecha de Sergio y presidente de Meldorek.
Sergio Schoklender quedó detenido esta tarde por orden del juez Norberto Oyarbide. El ex apoderado de la Fundación Madres está imputado por ser el “jefe de una asociación ilícita” que generó un fraude con los fondos de la Fundación Madres de Plaza de Mayo.
El magistrado ordenó apresar también a Pablo Schoklender, quien aseguró hace minutos a Clarín.com que se entregará en Comodoro Py, y al contador Alejandro Gotkin, mano derecha de Sergio y presidente de Meldorek, que fue detenido en su casa y trasladado a los Tribunales.
El ex apoderado llegó esta mañana a los tribunales federales de Comodoro Py y antes de ingresar al despacho del juez Norberto Oyarbide disparó ante los periodistas: “Voy a contar todo lo que sepa y a contestar todas las preguntas”.
Cerca del mediodía se enteró de los cargos que le imputaban y se negó a declarar tras una consulta con su defensora oficial, que pidió más tiempo para conocer la causa.
Schoklender llegó vestido de modo informal, en medio de un celoso operativo de seguridad en el 3° piso, donde se encuentra el juzgado de Oyarbide. Pasadas las 14, fue trasladado al subsuelo de Comodoro Py, casi al mismo tiempo que Oyarbide abandonaba al edificio.
En su resolución, el juez Oyarbide oncluyó que la defraudación a la administración de la Fundación «se habría producido al haberse probado que una gran cantidad de fondos del Estado Nacional para la afectación concreta a un plan de viviendas (Misión Sueños Compartidos), salieron de la misma autorizados por quienes, en su entonces, revestían el carácter de apoderados«.
Entre las principales imputaciones que le leyeron a Sergio Schoklender figuran desvíos de fondos a una cuenta personal de su hermano Pablo en el Banco Credicoop. Para Oyarbide está probado, además, que el mayor de los hermanos realizó una extracción «irregular» de 13.333.685 pesos y dinero en efectivo por un valor de 1.550.000 de cuentas de la Fundación y endosó cheques a favor de su hermano.
Pasadas las 16, Pablo Schoklender decidió entregarse. «Desde que pidieron mi detención, recibo amenazas a mi celular: ‘me dicen ojo con lo que decís´, no dejes pegado a ningún funcionario«, le dijo a Clarín.com.
El menor de los Schoklender aseguró que teme por su «integridad física». Y agregó: «Mi hermano Sergio se la pasó diciendo que si caigo preso me voy a suicidar. Quiero aclarar que no pienso en suicidarme pero tampoco quiero que me suiciden«.
A fin de año, cuando elevó su dictamen, el fiscal Jorge Di Lello también mencionó entre los posible delitos el lavado de dinero. Pero la ley de lavado que regía cuando se inició la causa no permite acusar a los imputados que participaron del delito principal. “No pueden ser acusados de lavado los coautores de la defraudación ni los partícipes”, explicaron fuentes judiciales.
Los abogados de la Fundación no asistieron a la audiencia, aunque podrían hacerlo como parte querellante. “No vamos a ir para evitar nulidades”, adelantó a Clarín Eduardo Fachal.
El defensor de turno que debía asistirlo es Gustavo Kollmann, pero se excusó porque tiene que representar a otros imputados en la misma causa. En su reemplazo actuará la defensora oficial Perla Martínez (Schoklender tuvo dos abogados pero desde febrero se defiende solo).
Además de los hermanos Schoklender y de Gotkin, están citados a declarar María Alejandra Bonafini, el ex ministro porteño Enrique Rodríguez; la ex esposa de Sergio, Viviana Sala; el empresario Daniel Laurenti (vinculado al financista José Fernando Caparrós Gómez) y Gustavo Serventich, el piloto que manejaba los aviones de la empresa Meldorek. La lista se completa con Patricia Alonso (secretaria de Sergio), Leonardo Hubscher, Mauro Colina García, Hebe Coria, Alberto Marcelo García, Mariana Tercero, Daiana Troncoso, Gustavo Martínez, Walter Cavagliato, Daniel Gillert, Manuel Camet (mano derecha de Pablo) y Hugo Omar Gallardo (un abogado que llegó de la mano de Pablo y terminó como apoderado durante algunos días).
FUENTE: Nicolás Pizzi.