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«Todo parecía salir de una inimaginable película de terror»

En vísperas de un nuevo aniversario del Golpe del 76, Alfredo Luis Cecchi rememora la cobertura del juicio a las juntas militares que hizo para Radio Firmat.

¿Cuándo decidió participar del juicio? ¿Tuvo que acreditarse? ¿Cuántos años tenía?

Con Eugenio Salerno teníamos un programa matinal que iba de 7 a 9, de lunes a viernes. Cuando el presidente Alfonsín firma el Decreto enviando a juicio a las Juntas Militares del llamado “Proceso”, y embargados aún por las esperanzas, emociones y aspiraciones que producía aquella naciente democracia, enseguida comprendimos que era muy importante cubrir periodísticamente ese juicio que seguramente pasaría a la historia grande del país. Teníamos la voluntad y el deseo, pero nos faltaba el dinero, así que visitamos a algunos empresarios locales para interesarlos en el proyecto, nos apoyaron con publicidad, y pudimos estar presentes y de alguna manera sentirnos parte de ese juicio histórico.

Tuvimos que acreditarnos ante la Cámara Federal de Apelación en lo Penal, y tenía 33 años.

¿Contaba los sucesos por Radio Firmat desde Bs. As.? ¿Qué otros medios había?

La primera semana salía todos los días desde Buenos Aires, y luego iba a presenciar las sesiones cuando podía, y cuando lo hacía, por supuesto al día siguiente salíamos desde allá.

Si mal no recuerdo, en total se habían acreditado más de 250 medios del país y del exterior; pero éramos sólo tres del interior de Argentina: Radio Difusora Misiones, de Posadas; LT8 con Pablo Feldmann, de Rosario; y nosotros de Radio Firmat. Por eso creo que fue un gran logro de la ciudad, y siento eterno reconocimiento a la Radio y a los empresarios que nos apoyaron.

¿Qué momentos recuerda con claridad de esa experiencia?

Los primeros días vivía francamente embargado de emoción, e impresionado. Porque veníamos de una campaña electoral que como ninguna se había hecho con el corazón henchido, con muchísimas ilusiones, y con la esperanza que al día después del 10 de diciembre, se iba a hacer justicia hacia todas las direcciones, y que íbamos a vivir mucho mejor, en todo sentido. Pero seguramente ese sentimiento tenía mucho de deseo e ilusión, aunque no sé hasta dónde en cada uno de nosotros estaba arraigado que se iba a poder. De manera que aquel Decreto y el inicio del juicio, llenaba de emoción, pero ver de pronto a los personeros – generales, almirantes y brigadieres – del otrora omnipotente poder dictatorial sentados en el banquillo de los acusados ante jueces civiles, francamente impresionaba, sobre todo, por la responsabilidad que asumía la democracia de ejercer el poder en plenitud. Porque en otros juicios históricos en el mundo – y salvando las distancias -, como el de Nüremberg, eran las armas vencedoras las que juzgaban a los vencidos de distintas patrias; aquí eran las instituciones de la naciente República la que juzgaba a la dictadura y al terrorismo de Estado, dentro del mismo país. Y ahí se comprendía, se hacía carne, la verdadera dimensión del ejercicio del poder republicano.

Y otros recuerdos imborrables fueron los testimonios, ya de expertos, ya de víctimas. Todo era horrendo!!! Todo parecía salir de una inimaginable película de terror; porque lo poco o mucho que se podría haber sabido de las violaciones a los derechos humanos, quedó empequeñecido cuando esos crímenes vieron la luz a través del Juicio o del Informe de la Conadep. Recuerdo el testimonio de un científico francés que trabajaba para Naciones Unidas, que mostrando fotos de pedazos de cráneos de desaparecidos, demostró la cantidad de centímetros a los que se les disparaba a las cabezas de las víctimas: aquel terrorismo de Estado fue una cacería humana que no encuentra parangón ni en las peores noches de la evolución humana!!!

En el juicio conocí a Alfredo Bravo, que estuvo un buen tiempo secuestrado y torturado, quien en varias charlas, me complementaba cosas que ahí se ventilaban.

¿Cómo se vivía en la calle el juicio? ¿Qué comentarios le hacía la gente de Firmat cuando regresó?

Recuerdo que entorno del edificio de los Tribunales de Buenos Aires, en Lavalle y Talcahuano frente a la Plaza Lavalle donde se desarrolló el Juicio, todos los días había manifestaciones juveniles de apoyo al mismo y en repudio a la dictadura. Eran manifestaciones pacíficas – salvo algunas excepciones por represalias policiales de fuerzas que les parecía imposible tanta libertad -, y hasta casi diría, con un tono alegre a pesar de todo el dolor sufrido, porque se irrumpía en la plaza pública bajo el paraguas protector de la democracia; me parece que sentíamos dar los primeros pasos en la práctica de la libertad.

Y por supuesto que los oyentes de Radio Firmat nos hacían saber de su satisfacción y reconocimiento por el esfuerzo que se hizo. Y nos alentaban. Un día alguien me criticó porque en mis salidas telefónicas hablaba muy rápido … Nunca le dije lo que hoy puedo expresar: costaban tanto las comunicaciones telefónicas, o éramos tan pobres, que hasta teníamos que ahorrar en los segundos en el aire!!!

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Redaccion
Redacción de Firmat24
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