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Amor por los animales

El grupo de jóvenes rememora sus inicios y nos cuenta cuáles son sus planes a futuro. «Creemos que los cambios se verán cuando todos nos involucremos» aseguraron.

Activistas por amor a los animales, «De patitas en la calle» es un grupo de jóvenes firmatenses que dedica sus días a salvar vidas de aminales mutilados, muchas veces por el hombre, y otras tantas también.

Con un caso muy particular y difundido por You Tube, en donde a través de imágenes se mostraba la recuperación de un perro llamado Negro, que fue encontrado prácticamente muerto y fue salvado, con la intención de encontrar un hogar para él y la campaña invernal «Abriguemos a un amigo» que consistió en brindarles ropa de abrigo a animales vulnerables que habitan en la calle.

De esta manera dieron a conocer su trabajo con los animales en la ciudad de Firmat, militando por la vida.

Sin conocerse personalmente, Paula Giuliani, Mariela Ballinari y Silvia Yarde-Buller, se juntamos un día con la intención de armar un plan de salvación o campañas como ellos proponen decir.

El Caso «Negro» atrajo a los varones que forman parte del grupo, Rodolfo Raffo y Juan Pablo Godoy.

Luego de que el Refugio los invitara formalmente a participar de la feria, dentro del marco de la campaña de adopción promovida por ellos, se sumó Andrea Chipoloni, que es la diseñadora oficial del grupo.

«Con con la llegada del invierno sólo compartíamos comentarios y pensamientos en la página del Refugio, sin conocernos personalmente, nos reunimos Paula, Mariela y Silvia, convocando a quienes quisieran participar de

«Abriguemos a un amigo» donando materiales, cosiendo, cortando. Descubrimos y publicamos que había un trapo de piso de oferta en el Beltrán a $ 4, 87 y mucha gente nos donó de a cinco, seis. Interactuamos entre desconocidos varios días y confeccionamos más de 100 abrigos que se destinaron a los perros de pelo corto y galgos por ser los más vulnerables. Fue un hermoso logro, y al finalizar, sentimos que queríamos ir por más ya que nos sorprendió la realidad del gran grupo humano que se nos sumó» comentaron los chicos.

«Conocimos a Negro en las peores circunstancias que pueda uno imaginar. Estaba en coma. Supimos que estaba vivo sólo porque lentamente respiraba. Tenía una herida en el cuello totalmente cubierta de gusanos. Nos ocupamos por pedir permiso a “sus dueños” para poder llevarlo al veterinario. Esa noche, el Dr. Funez nos preguntó si realmente estábamos seguros de intentarlo porque casi no valía la pena. No había reacción y juzgando su exterior, era de imaginar que su interior estaba peor. Olía a muerte. Ni lo dudamos, inmediatamente dijimos: vamos a intentar darle la oportunidad de vivir al Negrito. Horacio Funez hizo todo lo que se podía hacer, lo medicó, lo curó y hasta lo ayudamos a sacar los gusanos como para agilizar la dura tarea de recuperación. Esa noche lo llevamos a una casa en Miguel Torres donde estuvimos hasta la madrugada le pasamos suero y masajeamos para que dejara de temblar, estaba helado. La gente se fue enterando de su caso y no paró de brindar ayuda económica, de elementos para curarlo, de alimento. La gente es maravillosamente solidaria, excepto quienes abandonan, claro. De ahí en más, cada minuto de su vida fue un avance positivo. Buscamos una familia que lo quisiera. Nos quedábamos sin lugar de tránsito (sabíamos que sería así) y necesitábamos un hogar para él, no cualquiera. Tenía que ser uno que tenga mucho amor, que sus dueños realmente desearan tener un perro que estará eternamente agradecido por la segunda oportunidad que le dio la vida. Y llegó ella, una personita excepcional, como una hadita y lo llevó a su casa. Ahora Negro-Negrito duerme en un sofá y le hacen mimos. Cerramos el círculo perfectamente. Comprobamos que se puede» contaron los chicos mientras todos lagrimeábamos.

«Nuestro próximo objetivo es un censo de población animal, campaña que unirá castración, tratamiento y control de sarna e instalación del concepto de perro comunitario, el proyecto más ambicioso desde la creación del grupo. La meta es que una vez finalizado este censo-campaña, los perros domésticos queden con un collar de color especifico que indique que fue censado, castrado, tratado contra sarna, identificado y si es posible, vacunado contra la rabia. La población callejera recibirá la misma atención y será identificada con otro color de collar, donde figurará un N° de registro, la zona que frecuenta habitualmente y su nombre si lo tiene. Proponiendo con ésta acción instalar el concepto de  perro comunitario (sano, controlado, al que los vecinos sólo le proveerán comida y agua). Ante cualquier emergencia el vecino se comunicará con el Refugio informando los datos que figuran en el collar. Continuamos madurando este proyecto. Si lo logramos, será porque otra vez recibimos el apoyo de la gente y de las instituciones que se sumen si les parece viable, ya que se va a necesitar ayuda para varias actividades. Creemos que los cambios se verán cuando todos nos involucremos» finalizaron los activistas de De patitas en la calle.

Fuente: Iván Crespo.

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Redaccion
Redacción de Firmat24
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