
«Mi nombre es Andrea Marino. Soy mamá de LALA, quien a los 15 años, sufrió un accidente de tránsito, y quedo muy grave en terapia intensiva, 10 días.
Al quinto día de terapia nos hablan de una prueba que le iban a hacer para ver si su cerebro funcionaba, y no nos decían para que era. Mucho no entendíamos ,no eran criollos hablándonos en el parte médico, cada uno de nosotros que entrabamos entendíamos de forma diferentes.
Tuvimos que pedirle a una amiga entendida del tema que nos explique de qué hablaban . Hasta que ese día de la prueba les pidieron que me hablara de la posible donación de órganos.
Ese miércoles cuando me lo preguntaron, fue un NO rotundo y nadie más me hablo del tema.
Ni sabía de que se trataba, jamás había leído un folleto ni nadie en la escuela me había enseñado de qué se trataba la donación de órganos. Siempre fui dador de sangre y nada más.
Lara pasa la prueba de apnea, así queda descartada la posible muerte cerebral. Y así hasta que al noveno día de terapia le vuelven a hacer la prueba dando como resultado muerte cerebral irreversible.
Volvieron a preguntarme sobre donar órganos.
La decisión era mía. No pensé en preguntarles y consultar a nadie. Dije que sí y solo entendía que Dios estaba conmigo tomando la mejor decisión.
No muy conforme y confundida, esa decisión me quitaba el sueño, no sé, necesitaba algo, una palabra, una señal, algo o alguien que me traiga paz.
Hasta que Mariela Aranda de Pozo, la señora que nos acobijaba en su bar en frente del hospital, con un tremendo potencial espiritual, me toca el hombro y me dice:» lo que hiciste fue maravilloso! Vos sabías que el mayor donante fue Jesús que dio todo su cuerpo, su vida para salvarnos a nosotros?! Y ahí el alivió a mi vida llegó.
Todos hablaban de la decisión de donar, pero en medio de tanto dolor, no lograba ver la magnitud que significaba donar órganos.
Entonces pasaron 2 meses hasta que empecé a leer sobre el tema e a interesarme, instruirme y averiguar bien de fondo.
Hay un gran tabú sobre este tema, se habla poco, nadie opina, no se enseña.
Lamentablemente, lo entendemos cuando nos pasa. Parece que si no te toca de cerca ,solo pasa en las películas o pasa allá lejos.
Solo puedo aconsejar de que se instruyan en el tema, nadie está exento de no necesitar algún día salvar su vida.
Mientras yo despedía a la vida eterna a LALA, otras vidas nacían de nuevo.
Desde ese momento, decidí cambiar DOLOR, por ACCION, trabajando a full en la difusión y concientización de que DONAR ORGANOS, SALVA VIDAS.
LALA SALVO VIDAS.
HOY POR HOY ESTOY TRANQUILA, SE QUE LALA HUBIESE HECHO LO MISMO.
LO SÉ.»