Frente al nuevo proceso de titularización, el grupo Docentes Interinos Autoconvocados reclama un decreto de reparación histórica. El pedido comenzó en Rosario y pretenden extenderlo a toda la provincia.
A continuación, la carta abierta que los profesores enviaron al gobernador Bonfatti y a la ministra de Educación, Letizia Mengarelli.
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Carta abierta de los profesores interinos al Gobernador
«La titularización en el nivel secundario es una vieja reivindicación de los docentes santafesinos. Estuvo en la base de las promesas electorales que el ex gobernador Hermes Binner se comprometió a llevar adelante en materia educativa; al igual que lo hizo el actual gobernador Antonio Bonfatti. En este sentido, tanto los funcionarios del Ministerio de Educación provincial como los principales referentes del gremio, no han perdido oportunidad de subrayar que uno de los objetivos fundamentales de la reforma del sistema educativo que se viene discutiendo en la negociación paritaria estaría dirigido, precisamente, a dar una respuesta justa y consensuada a este reclamo histórico, estableciendo una mayor equidad y transparencia en los mecanismos que regulan el ingreso a la carrera docente y determinan las condiciones laborales en las que se ejerce la labor educativa. Sin embargo, lejos de cumplir con esta premisa, la implementación del concurso de titularización de nivel secundario realizado en febrero de 2011, contribuyó a profundizar algunas de las asimetrías estructurales que ya estaban presentes en el sistema. Y terminó perjudicando directamente a cientos de profesores interinos que, por su “situación de revista”, constituyen uno de los eslabones más vulnerables sobre el que se sostiene la labor educativa en la escuela secundaria; y con los cuales el propio Estado provincial viene manteniendo una deuda histórica , ya que los utiliza sistemáticamente para cubrir las horas que se encuentran sin titular en distintas escuelas de Rosario, infringiendo todos los límites admitidos legalmente que regulan el empleo temporario, y manteniéndolos en esta situación durante años. Lo que literalmente significa que en las escuelas secundarias de la provincia, después de haber trabajado durante cinco, diez, o más años, un docente pueda seguir siendo considerado para el Ministerio de Educación como una suerte de “trabajador transitorio”, sujeto a todas las obligaciones de un titular, pero en situación de inferioridad respecto a buena parte de sus derechos, como ocurre en el caso de los traslados.
A simple vista no hace falta ser un experto en gestión educativa para advertir en dónde se encuentra una de las mayores inequidades que viene condicionando la labor educativa en la enseñanza media, y que habría que tener en cuenta a la hora de establecer prioridades que orienten democráticamente las posibles modalidades de titularización. Si antes que nada no se toman medidas dirigidas a corregir esta asimetría de base que impera en las escuelas secundarias, equiparando los derechos de todos los educadores con igual responsabilidad en el aula, cualquier llamado a concurso o traslado de titulares que se realice en el interior del sistema, estará sin duda contaminado de ilegitimidad, y terminará afectando negativamente a aquellos que se encuentran en esa situación de desigualdad previa. Esto quedó notoriamente evidenciado con la implementación del concurso de titularización realizado hacia finales de 2010, cuyas bases estuvieron orientadas casi exclusivamente a privilegiar la antigüedad “genérica”, producto de la acumulación global de años en el sistema, y no la que está determinada por la pertenencia concreta del docente a la escuela en la que viene, justamente, cubriendo las horas “vacantes”. En las bases del concurso no se incluyó ninguno de los puntos que hubieran contribuido a balancear este desajuste. Lo que produjo que, al entrar en concurso, esas horas específicas se “desterritorializaran” y fueran virtualmente rifadas, y quien tuvo más posibilidad de titularizarlas no fue precisamente el profesor que sumó antigüedad ocupándolas en carácter de interino, sino otro docente que jamás trabajó un solo día en dicha escuela, pero que pudo haber acumulado horas en otra parte. Es verdad que esta modalidad posibilitó que buena parte de los profesores que ya estaban a punto de jubilarse como interinos pudieran titularizar por fin antes de pasar a retiro. Pero no menos cierto es que tras la publicitada titularización otros cientos de profesores interinos perdieron buena parte de sus horas; o bien quedaron literalmente cesantes en sus cargos, después de haber trabajado durante años en la misma institución, y sin recibir ningún resarcimiento, sin que nadie pensar siquiera en implementar alguna clase de medida reparadora, que ayudara, al menos eventualmente, a contrarrestar los daños ocasionados, ya sea reubicándolos en otras escuelas, o bien otorgando un seguro de desempleo o la posibilidad de conservar la obra social para todo los damnificados. Pero nada de esto ocurrió. Y se negó la existencia misma del problema. Es difícil entender cómo una reforma que supuestamente propiciaría una mayor equidad en los mecanismos de titularización se haya caracterizado por ignorar sistemáticamente a quienes deberían haber sido sus principales interlocutores. Quienes sostenemos esto somos, antes que nada, personas concretas a quienes los une una misma vocación por la tarea educativa. Somos docentes de distintas escuelas secundarias de Rosario que hemos decidido autoconvocarnos, con el objetivo de consolidar un lugar de enunciación que hoy se encuentra virtualmente ausente de la esfera pública. Somos quienes durante años, día a día, venimos ocupándonos de darle contenido humano y pedagógico a las horas que para el sistema se encuentran “vacantes”. Esas horas no constituyen una abstracción. Nosotros nos hacemos cargo de ellas cotidianamente en el aula, en situaciones de pertenencia bien específicas, en el interior de escuelas concretas, que tienen nombre propio, y en las que venimos trabajando durante años. Y asumimos el compromiso de nuestra labor educativa en el interior de comunidades escolares que tienen sus propias características y matices, y que están compuestas por alumnos, padres, preceptores y directivos, sin que en los hechos nuestras responsabilidades difieran en nada de las de un titular. En todos los casos, nuestra permanencia en las aulas de la misma institución supera todos los parámetros que deberían limitar los desempeños temporarios en la educación pública. Y este es el núcleo esencial de nuestra peculiar situación en la institución escolar, y que le da sustento a nuestro reclamo. Algunos llevamos muchos años trabajando en la misma escuela. Y sólo por una suerte de equívoco administrativo se nos puede seguir considerando como profesores “interinos”. Es imposible no sentir por la institución en la que nos desempeñamos una natural pertenencia afectiva, sin la cual por lo demás sería prácticamente imposible ejercer una tarea como la nuestra. ¿Es justo que esas horas en particular de las que nos hacemos cargo todos los días en el aula puedan ser “concursadas” por “todos” los actores del sistema, sin que se tenga en cuenta la pertenencia a la institución y sin otro parámetro que el de la antigüedad a ultranza?. Lamentablemente, hoy volvemos a ver con zozobra cómo se alientan medidas cuya implementación ya derivaron en una mayor agudización de las asimetrías existentes en el sistema y que determina nuestra situación de peculiar vulnerabilidad. Estamos convencidos de que la legitimidad de una política pública no debería evaluarse en función de los objetivos generales que persigue, sino del modo en que se pretende llevar adelante y de los efectos concretos que produce en las personas. Señor Gobernador Antonio Bonfatti; Señora Ministra de Educación Letizia Mengarelli,nosotros somos esas personas afectadas directamente. Y queremos poner a vuestra consideración un petitorio firmado por cientos de profesores y preceptores de distintas escuelas secundarias de Rosario, que respaldan nuestro reclamo. Respetuosamente, les pedimos por favor que no se “rifen” las horas que el sistema considera “vacantes” y que están ocupadas por profesores interinos. Si por falta de presupuesto no se pueden implementar concursos por oposición y antecedentes, entonces los exhortamos a que titularicen a los profesores interinos con antigüedad en dichas horas, a través de un decreto de Reparación Histórica. Hasta que esto no ocurra no es justo que se les de curso a los expedientes de traslados de titulares, porque el derecho adquirido de un docente no debería nunca atentar contra la estabilidad laboral de otro docente».