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Sufriendo vale doble

Luego de un final cerrado y polémico, Firmat FBC venció a Deportivo Atenas 89 a 87 y se quedó con el segundo juego de la final de la Asociación Venadense de Básquet. Federico Quinteros, goleador con 29

Firmat FBC venció como local a Deportivo Atenas 89 a 87 y se quedó con el segundo juego de la final de la Asociación Venadense de Básquet. El Rojo sufrió más de la cuenta pero finalmente consiguió el triunfo, lo cual le permitió adelantarse 2 a 0 en la serie. Punto por punto, no se cedieron terreno, Atenas sacó una leve ventaja de siete puntos al cierre del tercer cuarto sin embargo el local con mucho carácter pudo revertir las acciones. El viernes será el tercer partido en Venado Tuerto de una serie que es al mejor de cinco. Con la victoria, el equipo firmatense volverá a consagrarse luego de siete años.

Las finales se ganan

Las finales siempre tienen un condimento especial que demuestran ser diferente al resto de los partidos del año. Un encuentro cualquiera en el transcurso de la temporada puede ser interesante, atrapante, llamativo; pero toda la carga emotiva que lleva la serie final es única e irrepetible. Una final, para los protagonistas, significa estar a un paso de la gloria, de quedar en la historia grande del club, de ser recordado como parte del equipo campeón. Subirse al escalón de la memoria eterna o ser condenado al profundo olvido. La final muchas veces carga con la ingratitud de ser o no ser. Por eso nadie regala nada, ni los hinchas pierden oportunidad de apoyar a su equipo o repudiar algún fallo arbitral desfavorable. Todo se potencia. Las finales son un mundo aparte.

Firmat FBC estaba con la obligación de conseguir un nuevo triunfo en su casa que le permitiera adelantar la serie 2 a 0 y trasladar la presión para el lado de Deportivo Atenas. Poner en aprietos a los venadenses era la premisa principal del conjunto de Manuel Sánchez. Era de suponer que no iba a ser tarea sencilla pero era cuestión de poner manos a la obra y trabajar jugada tras jugada para cumplir con el objetivo. La Caldera Roja fue testigo de un encuentro digno de una final: luchado, discutido, cerrado, polémico y no faltó el buen juego.

Sostenido en la personalidad y el básquet del base Gabriel Hospital, Firmat FBC no dejó crecer a un equipo de Atenas que salió decidido a buscar el partido, sabiendo que un triunfo lo ponía en inmejorables condiciones para definir el campeonato a su casa. El base visitante Quinteros también cargó con la responsabilidad de ser el actor principal de su equipo: puntos, dinámica y juego fue su aporte en la primera mitad. Juan Cruz De La Vega apareció en todo su esplendor cuando Hospital se tomó un respiro, con penetraciones o cortando hacia el aro complicó a la a una estática defensa visitante. Los dirigidos por Hugo Miraglia apostaron por el tiro externo de Giughera y del propio Quinteros, ambos anotaron cinco triples en toda la primera mitad. Firmat FBC se fue al descanso arriba 42 a 39.

Lo más interesante del encuentro apareció en la segunda parte. El estadio comenzó a levantar temperatura porque veía que el conjunto local mostraba temple como para hacerse dueño del juego, ayudado por la rebeldía de un Atenas que nunca se entregó y luchó cada pelota como si la serie tendría su fin la misma noche del encuentro. Mariano Tagliotti empezó a tomar protagonismo, se hizo fuerte debajo del cesto y se cargó con la responsabilidad de pelearse con todos los que pretendían detenerlo. Hasta tuvo tiempo de pelearse con el venezolano Flores, quien anotó un par de puntos pero se dedicó más a discutir que a jugar. Atenas tomó el mando a partir del pivot Plastano y del mismo Quinteros, el cual cerró el tercer cuarto con un triple sobre la chicarra para adelantar a la visita por siete: 63 a 70.

La reacción de Firmat FBC no tardó en llegar y en los primeros ataques del cuarto final fue decidido a emparejar las acciones. El público también comenzó a jugar su partido motivado por la reacción roja y enardecido por las reacciones de los jugadores visitantes. Como en aquellas épocas de TNA, la gente volvió a ser jugador más. Para colmo a Atenas le costaba horrores llegar al gol porque los locales ajustaban bien la marca o cortaban con foul antes del tiro. Entre Quinteros y el foráneo Flores mantenían vivas como podían las chanches de la visita. Sin embargo, Alejandro Fabrini se hizo presente cuando Firmat FBC más lo necesitaba. La vida del deportista tiene situaciones curiosas. El ex Argentino repudiado infinidades de veces por la gente roja, anoche hizo explotar de alegría a ese mismo público; primero con un doble importante a distancia, y finalmente con dos libres para estirar la ventaja a cuatro (88-84) con treinta segundos por jugar.

Atenas achicó la diferencia a un doble y en la última jugada del partido fue en busca de la igualdad que lo llevara al suplementario. Luego de un tiro libre errado intencionalmente por Rebora, Musimano, el juez más polémico de la noche -no unificó criterios y eso lo llevó a ganarse el repudio de los protagonistas y simpatizantes- cobró una falta que no se sabe para qué lado fue porque hizo la seña a favor del visitante pero tras una charla con el juez principal Boelaert decidió cambiar el fallo. Con menos de dos segundos por jugar el arbitro principal dio por finalizado el encuentro. Hecho que provocó el enojo de todo el plantel visitante y la bronca de Miraglia que no entendía cómo no había dado la falta. Final discutido y polémico. La victoria quedó en manos de Firmat FBC 89 a 87.

Síntesis:

Firmat FBC (89): Gabriel Hospital 24, Alejandro Fabrini 13, Alexandro Fermani 16,, Juan Cruz De la Vega 17, Mariano Tagliotti 13, Lucio Varani 6, Juan Cruz Aramburu 0, Rodrigo Scarpeccio 0, Elias Farias 0 y Leandro Lyonet 0. DT: Manuel Sánchez.

Atenas (87): Federico Quinteros 29, Ignacio Rébora 9, Michaell Flores 19, Javier Vega 3, Darío Plastano 10
Lucas Giughera 8, Leonel Carpanetti 5, Martín Revelli 4 y Rodrigo Rabolini 0. Dt: Hugo Miraglia.

Parciales: 18-22/ 42-39/ 63-70/ 89-87

Árbitros: Boelaert, García y Musimano.

Estadio: La Caldera Roja de Firmat

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