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“Las balas siguen replicando”

Por Dra. Andrea Circe Arcangeli
El 13 de diciembre de 1991, el asesinato de una mujer a manos de su ex marido conmovió a la ciudad de Venado Tuerto. Eran tiempos donde no se hablaba de violencia de género ni de femicidio. Casi 30 años después, la abogada Andrea C. Arcángeli, retoma este caso emblema para el sur santafesino para reflexionar acerca de las consecuencias de la violencia de género más allá de sus protagonistas y el desencadenante final. Del estigma de las generaciones que siguen y del derecho humano de no dañar a otro.

Por Dra. Andrea Circe Arcangeli

El 13 de diciembre de 1991, el asesinato de una mujer a manos de su ex marido conmovió a la ciudad de Venado Tuerto. Eran tiempos donde no se hablaba de violencia de género ni de femicidio. Casi 30 años después, la abogada Andrea C. Arcángeli, retoma este caso emblema para el sur santafesino para reflexionar acerca de las consecuencias de la violencia de género más allá de sus protagonistas y el desencadenante final. Del estigma de las generaciones que siguen y del derecho humano de no dañar a otro.

Los antecedentes del caso

  • El 13 de diciembre de 1991,un llamado telefónico anónimo comunicó a la Comisaría Segunda de la ciudad de Venado Tuerto que en calle Pellegrini casi Belgrano de esa ciudad -en el interior de un local comercial- se hallaría una persona herida de bala.
  • Casi simultáneamente, el asesino se presentó en dicha dependencia policial e hizo entrega de un revólver calibre 38 con cinco cápsulas servidas y manifestó que las empleó para agredir a su esposa en el interior del comercio de calle Pellegrini.
  • La víctima tenía dos impactos de bala en el pecho,uno en la cadera izquierda y uno detrás de la oreja.
  • El acusado no presentaba ningún tipo de lesión física reciente. Su estado psíquico era normal teniendo en cuenta la alteración de lo sucedido, Su presión arterial era de 120/80,ochenta pulsaciones por minuto. Su examen clínico/cardíaco y psíquico eran normales. Estaba ubicado en tiempo y espacio, lúcido, con juicio coherente en la conversación. En relación a los hechos acaecidos, adujo una amnesia total.

De los dichos de los testigos

  • El 6 de diciembre de 1991; el femicida le sustrajo una llave a una de sus hijas del departamento donde vivía su ex mujer tras la separación. Ingresó mientras ella estaba trabajando y se encontró con un hombre -compañero de la víctima- reaccionó violentamente al verlo, le propinó trompadas y le dijo “Esta es la sentencia de muerte para ella»; “Que la mujer sería de él o de nadie”; “Que se habían casado cuando ella era muy joven; por lo que él la había moldeado convirtiéndola en su obra de arte”.
  • El 7 de diciembre de 1991, adquirió en un comercio de la ciudad de Venado Tuerto un revólver calibre 38. Se mostró tranquilo y conversó con el dueño de temas comunes.
  • La mujer había hecho saber que su ex pareja la hostigaba, cosa que se pudo comprobar un día en que ella presentaba un hematoma en el ojo. Lo atribuyó a un golpe de su esposo. Aunque estaban separados, él la perseguía constantemente. Ella había abandonado las prácticas de paddle por las numerosas escenas de celos que tenía que soportar; la acosaba para que dejase de trabajar así dependería económicamente de él; le decía que si no lo hacía la mataría en su lugar de trabajo.

Sentencia y apelación

  • Juzgado el brutal hecho en los Tribunales Penales de Melincué; el juez en lo Penal de Sentencia lo condenó como autor responsable del delito de «Homicidio Calificado” (por el vínculo)con una pena de nueve años de prisión de ejecución efectiva con inhabilitación absoluta por el término de la condena.
  • Apelado el fallo; la Excelentísima Cámara en lo Penal de la ciudad de Venado Tuerto dijo que, si bien el hombre presentaba una personalidad desquiciada, no por ello era una persona inimputable en el momento de cometer el hecho. Premeditó el homicidio ya que con anterioridad había comprado el arma y la amnesia invocada según los peritajes era simulada; un recurso de autodefensa en un marco sospechoso de simulación. Llevaba una vida social y comercial sin dificultades; era un psicópata; se otorgó importancia al signo de arrepentimiento.  Su idea homicida estaba en marcha y no surge como un hecho aislado; incluso lo concreta en el mismo lugar donde no quería que la mujer permaneciera trabajando.
  • A raíz de la actitud de la víctima de fundamentalmente no reanudar la vida en común y de sospechar una relación íntima con otro hombre; él decidió ultimar a la llamada “obra de arte” que había moldeado para que nadie la pudiera disfrutar. Se debe mencionar en primer término el desprecio demostrado hacia la vida humana, sobre todo por tratarse la víctima de su cónyuge, además de la frialdad operativa y su fiereza en la ejecución de los hechos. Los vecinos lo observaron al salir en forma inmediata al homicidio en forma tranquila del negocio donde había cometido el crimen. Y la reticencia a declarar en la causa son serios indicios de una simulación de amnesia.
  • La Cámara lo condenó a 13 años de prisión efectiva. Tras cumplir la condena; se internó voluntariamente en la Colonia Psiquiátrica de Oliveros en la que estuvo hasta sus últimos días.

Las balas no dejan de replicar: el estigma de las generaciones que siguen

  • Cuando sucedió el asesinato, el matrimonio tenía dos hijas, de 8 y 6 años de edad.
  • El hermano del femicida fue nombrado tutor de las menores; las que relatan haber llevado una vida junto a su tío y su familia de hondos padeceres.
  • A su vez, el hombre fue nombrado curador de los bienes del matrimonio  que por entonces eran numerosos y fueron presuntamente desaparecidos. El negocio que tenía el homicida, hoy lo tiene su hermano.
  • Actualmente las hijas de 38 y 36 años de edad están llevando adelante un juicio de rendición de cuentas contra su tío para que diga del destino de los bienes de su familia.
  • Además del hecho del asesinato en sí; las hijas padecieron una vida de pesares desde muy niñas. Fueron privadas de sus bienes y hoy tras 29 años, piden cuentas a su tío de lo que era de ellas.
  • 29 años después las balas siguen replicando y lloran cuando mencionan el tema como la primera vez o quizás con más tristeza.
  • También el relato de los hechos llegó a sus hijos porque siempre está la posibilidad de que terceros digan “ahhhh si; tu papá mató a tu mamá; tu abuelo mató a tu abuela”. El estigma que nunca termina
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Redaccion
Redacción de Firmat24
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